¡Por fín! Llevo muchísimo sin abrir el blog siquiera, lo siento. Bueno, aquí teneis un poco más de la historia. Y lo siento por el retraso.
Giré las llaves, entré en casa y me encontré las luces apagadas. Por supuesto, mis padres aún no habían llegado. Me metí en la cocina y saqué algunas cosas para prepararme algo de comer.
Finalmente, Emma me ha había convencido para preparle algo a la novia de su padre, pero esta nos había descubierto antes de tiempo, y cuando vio lo que estábamos haciendo empezó a gritar que no nos aguantaba y se fue. Probablemente para siempre. Pero, de nuevo, eso al padre de Emma no le había echo mucha gracia. No había dejado a Emma salir, y esta se había echado a llorar. Su padre se enfadó más y la castigo, y había intentado llamar a mis padres, pero claro, no estaban.
Mientras me terminaba de preparar un sándwich, recordé lo que había ocurrido en el autobús. No entendía a Emma. Aunque a ella la masacre alienígena nunca le afecto directamente.
Antes de llegar a la tierra, todas las especies que los alienígenas habían descubierto en otros planetas eran muy violentas, y se destruían entre ellas. Así que cuando nos encontraron, lo primero que hicieron fue atacar, suponiendo que seríamos como los demás, y que los intentaríamos exterminar cuando llegaran. Pero ocurrió al revés. Murieron miles de personas, y se extinguieron muchas especies animales, y algunas plantas. Claro que después los alienígenas vieron lo que hacían, y sí, pararon y pidieron disculpas y todo eso. Un poco tarde. Mi abuelo había muerto, y también John, el mejor amigo de mi padre, que era como un segundo padre para mí. Pero eso no le había ocurrido a Emma, por eso ella no entendía el daño que los aliens habían echo, y que no debían ser bienvenidos. Mucha gente había perdido a alguien.
Terminé el bocadillo y me quedé mirando mi móvil unos segundos. ¿Enviarle un mensaje a Emma empeoraría su castigo? Probablemente sí, su padre estaba furioso. Suspiré y abandoné la idea.
Cuando llegaron mis padres, estaba en el sofá viendo la tele.
-Hola cariño… ¿Qué tal el día? –preguntó mi padre nada más entrar.
-Bien, sin problemas. –les dí un beso en la mejilla a cada uno.
-¿Te has portado bien en casa de Emma?
Sonreí. No tenían por qué saber la verdad.
-Claro. Nos lo hemos pasado genial.
Mi madre dejó su bolso y el abrigo en su cuarto, y se sentó conmigo en el sofá.
-Hemos estado hablando con Kate. –sonrió- El mes que viene, o el siguiente, van a venir a pasar unos días aquí.
Abrí la boca, sin creerme lo que oía. Kate era la mujer de John, los conocía a ambos desde que nací. Y ella y su hijo iban a venir a pasar las vacaciones aquí… Me lancé contra mi madre.
-¡Genial! ¿Qué día vienen? ¿Cuánto tiempo se van a quedar? ¿Dónde van a dormir? ¿Por qué…?
-Tranquila, tranquila. Van a estar casi un mes, tal vez un poco más. Probablemente se quedarán en un hotel, aquí no hay sitio para todos y tú no vas a compartir cuarto con Danny. –hizo un silencio- Kate se ha quedado sin trabajo.
Me quedé de piedra. Así que era por eso… Desde que John murió, Kate y Danny lo había pasado muy mal. Y ahora Kate no tenía trabajo… Mis padres estaban dispuestos a ayudarles, pero Kate no quería vivir de los demás.
Mi padre de sentó en el sillón de enfrente.
-Voy a intentar conseguirle algo en la empresa, pero si no lo consigo, volverán a casa.
Suspiré. La noticia no era tan buena entonces. Mi madre se percató de mi cambio de humor y me abrazó.
-Venga… todo les va a ir bien, no te preocupes. Además vas a pasar unas semanas con ellos.
-Supongo que sí.
Mis padres se miraron, y decidieron cambiar de tema. Mi madre hizo la cena, mi padre me preguntó por el colegio mientras poníamos la mesa, vimos la televisión un rato y nos fuimos a dormir.
Y después Emma decía que los alienígenas no estaban tan mal.
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